sábado, enero 20, 2007

OSCURIDAD

La luz se apaga.
Todo está muy oscuro y prefiere permanecer en silencio. Quizás su sentido del oído se vuelva más sensible a su respirar y apacigüe lo que no consigue. Es profundo e intenso, su voz se ahoga y no puede gritar. Siente como el agua le filtra por las suelas. Comienza a sentir frío. El trémulo le recorre las piernas y su ombligo al descubierto se recubre de pequeños puntos alrededor. Impávido su cuerpo se estremece, sólo su inhalar profundo. Cruza los brazos en su torso y se friega con las palmas de las manos sus extremidades desnudas.
El aire le afronta una dura batalla y no se deja domar. Intenta repetitivamente exhalar como puede. La ansiedad se apodera de su cuerpo, es inevitable. Su reacción es el miedo, lo que empeora todavía más su situación. El agua le cubre las rodillas, su agonía cada vez es mayor. Sus labios se secan y arrugan. La humedad le cala por los huesos.
Alza la cabeza, comienza a moverse, no ve nada. Sus ojos están bien abiertos, le escuecen de no parpadear, le lloran y el resultado es nulo. Todo sigue oscuro.
Cuando ya todo está perdido se aferra a la vida y sacando fuerzas de donde no las hay, su boca emite un grito ensordecedor.

- ¿Has oído eso?
- Sí –contesta la anciana-, parece que viene del viejo pozo.

No oía nada. Llevaba un rato acurrucada con los ojos cerrados. Divagaba por sus pensamientos intentando pensar en nada. Necesitaba mantenerse despierta.
Abrió los ojos de nuevo, esta vez la oscuridad ya no era tan profunda. Levantó la cabeza como pudo y observó ráfagas de luz en lo alto. La abertura circular allá a lo lejos, en lo inalcanzable emitía destellos de luz anaranjada.
Alzó las manos, tenía las extremidades agarrotadas. Su boca menguada por el frío se abrió de par en par y sacó de sus entrañas otro estridente grito. Aparecieron sombras en lo alto pero, ella seguía sin oír nada.
La desesperación la llevó a la total oscuridad.


El periódico

“...la niña estaba en perfecto estado, tan sólo tenía pequeños rasguños. La policía sigue trabajando para esclarecer lo ocurrido. Todavía no se sabe como cayó al pozo, la pequeña es incapaz de hacerse entender con claridad. No sé sabe bien si el miedo o el temor de la experiencia la impiden comunicarse. Tiene problemas en las cuerdas vocales y es una niña muda. Lo que intentan saber los médicos es como pudo gritar el nombre de su madre tantas veces tal y como explican las ancianas que oyeron sus gritos. Al parecer a perdido otro sentido, el oído por lo que todavía se agrava más la situación...”


La luz se apaga.
La oscuridad sólo deja entrever la cara de su padre..., ahora sabe su verdad.

2 comentarios:

Pablo Rodríguez Burón dijo...

me gustó mucho
un abrazo fuerte

CAMPUZANO dijo...

me gustan tus escritos, me llegan mcuhisimo, te invito a conocer lo mio,

catalina

http://lasombradelmar.blogspot.com